“Mi vida de escritor no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los aspectos de mi vida”.

Miguel Delibes

 

Una de las dimensiones de fundamentales de la experiencia humana es la dimensión estética, es una de las formas que tenemos de relacionarnos con el mundo y de percibir la realidad. Siempre me ha interesado y gustado la estética, como ciencia sobre la belleza, como filosofía del arte, de hecho, mi trabajo fin de carrera de filosofía fue sobre Estética,.. pero lo cierto es que nunca me había detenido a pensar en la importancia de la belleza, de la dimensión estética en el mundo empresarial, y en su sentido más amplio.

Es verdad que en los últimos años, algunas empresas, y digo algunas, porque desgraciadamente no son todas, se vienen preocupando por el cuidado a la hora de acondicionar sus lugares de trabajo, ya sean oficinas, fábricas, espacios individuales o comunes donde las personas que pertenecen a la empresa pasan largas jornadas cada día.

Esto es la preocupación por cuestiones como la ergonomía del lugar del trabajo, y se basa en criterios para mejorar y adecuar los productos, sistemas, puestos de trabajo y entornos a las características y necesidades de sus usuarios, pero sobre todo para que los espacios de trabajo resulten más acogedores y agradables.

Compañías como Google, Apple, Microsoft,.. las grandes tecnológicas principalmente, son conocidas por las fotos de esos idílicos lugares de trabajo que incluyen zonas de recreo, y atractivos diseños; claro que sus empleados, casi viven allí, así que mejor que se encuentren muy cómodos..

 

El objetivo esta reflexión es caer en la cuenta de la importancia de la dimensión estética en nuestra vida, y por supuesto en el entorno laboral, que forma parte de nuestro día a día, y que no podemos, ni debemos separar. Muchos de los problemas, me atrevería a decir que la mayoría, de los problemas de las empresas tiene que ver con la separación de lo que se entiende como “personal” y lo que se entiende como “laboral”. Se trata de integrar, no de separar.

La dimensión estética es una dimensión fundamental de nuestro ser. Y está directamente relacionada con la creatividad, con el arte, con las ciencias humanas… La belleza inspira, libera, genera emociones, sentimientos, despierta nuestra creatividad.

La belleza tiene un papel importante en nuestra experiencia cotidiana, en nuestro día a día, en nuestro hogar, en lo que vemos, escuchamos, transmitimos,… no se trata sólo de algo sensorial, de la belleza que perciben nuestros sentidos, sino también de la estética en nuestra convivencia, en la forma de tratarnos, con cortesía, con educación, y respeto. Ahí también está reside la belleza. A eso me refería con la dimensión estética del trabajo, de la empresa, de los negocios en su sentido más amplio.

Necesitamos rodearnos de belleza, para poder dar lo mejor de nosotros mismos también en el trabajo. Hablamos de belleza material e inmaterial. No cabe duda de que un edificio y un entorno cuidado, agradable, bonito, nos ayuda a trabajar mejor, a ser más productivos, a sentirnos cómodos en el lugar en el que pasamos muchas horas cada día. Son importantes los espacios, los colores, los detalles, los muebles, los cuadros, cada pequeño detalle, las flores, y las cestas de frutas,… Los espacios de trabajo también motivan…*

Lo bello tiene un efecto positivo en nosotros, cuando queremos cautivar a nuestros clientes, los llevamos a las mejores salas de reuniones, o buscamos lugares especiales y bonitos para tener una reunión o una comida. Si queremos impresionar a nuestros superiores o jefes, preparamos una presentación, o un folleto, con contenido sí, pero sobre todo, con “una gran forma”, la estética es muy importante… No voy a entrar ahora en el Marketing como concepto, pero sería muy interesante reflexionar sobre cómo se utiliza la experiencia estética en el Marketing y cómo nos influye.

Un entorno bello va ayudarnos a hacer mejor nuestro trabajo, mucho mejor, tienen una influencia directa en la productividad. Pero sobre todo, va a hacer que nos sintamos valorados, reconocidos, respetados, y orgullosos de nuestro edificio-despacho-oficina-lugar de trabajo, simplemente porque es bonito, es agradable, está a nuestra disposición, y lo más importante, está pensado para nosotros. A veces damos muchas vueltas y queremos rizar el rizo con el tema del “salario emocional”, he aquí algunas sencillas ideas para comenzar: el entorno laboral.

 

Una de las claves de la estética es que se sostiene sobre la ética, como nos dice Miguel Delibes. La belleza tal como la concebían Aristóteles o Kant necesita la verdad, y no puede ser sin ella. Por eso, la dimensión estética en nuestras empresas no puede contemplar solamente el cuidado del entorno, sino la “belleza” en el cuidado lo verdaderamente importante que son las personas. Este sentido ético-estético de las relaciones entre compañeros, directivos, ejecutivos, … es lo que verdaderamente marca la diferencia en como nos sentimos, y es lo que convierte en “verdaderas” las flores de nuestra mesa, los carteles, los cuadros que hablan de nuestros valores corporativos, y las mesas de diseño.

¡Qué importantes son la cortesía y el respeto, para que existan equilibrio y armonía a nivel social en general!, (no sólo en nuestras casas o lugares de trabajo).

Me sorprende muchísimo ver cómo se generaliza el uso de frases o expresiones desagradables, feas, que muchas veces son insultos y resultan incluso violentas. Y no sólo se dicen sino que se utilizan como “slogan” de camisetas o son casi virales cuando se comparten en Redes Sociales, frases como “te deseo el doble de lo que me deseas a mi” y expresiones de este tipo,…

La forma en la que nos tratan y tratamos en nuestro entorno de trabajo, es fruto de la cultura empresarial, y es reflejo de la ética y los valores de la Compañía. Si nuestra convivencia en el entorno laboral, es “estética” y nos sentimos respetados y valorados de verdad, entonces, podemos decir que existe coherencia y verdad en los “valores corporativos”.

La clave siempre es la misma, humanizar las empresas, humanizar el mundo de los negocios. Todavía hay directivos que creen que estos aspectos son “ñoñerías”, y se siguen centrando en el corto plazo, en lo que creen que realmente importa para su Cuenta de resultados. ¿Por qué voy a parar la producción para mejorar las instalaciones o “gastar” en renovar el mobiliario o los equipos informáticos si pueden trabajar así? Seguimos separando lo que creemos que son “dimensiones blandas”, pero los seres humanos somos la misma persona, en nuestro lugar de trabajo y en casa; Sentimos de la misma manera, nos motivamos y desmotivamos igual,…

La dimensión estética sin duda forma parte de nuestra experiencia humana, y es necesaria para dar lo mejor de nosotros mismos también en nuestro trabajo, sobre todo, ahora que estamos tan preocupados por la innovación y por la creatividad. Es necesario y sería muy útil tener en cuenta esta necesidad de belleza del ser humano para que todos podamos plasmar la expresión artística de nuestra naturaleza humana también en nuestro trabajo diario. Esta visión debería estar integrada en el mundo empresarial y laboral, que supone una gran oportunidad para experimentar la realización de la belleza.

 

Los negocios también son un arte ya que en ellos se mezcla la estética y la ética. Los negocios sin ética no son útiles.

Alejandro Jodorowsky

 

* “Espacios de trabajo que motivan” https://economia.elpais.com/economia/2016/08/18/actualidad/1471511895_587125.html

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