La noción de las organizaciones o empresas como entes independientes me parece interesante. Creo que es un concepto sociológico y encierra una gran verdad. Una empresa no deja de ser una pequeña sociedad, por lo tanto de alguna manera podemos aplicar el rigor científico al estudio de las interacciones entre los actores sociales de la empresa.
Un claro ejemplo de que una empresa cobra vida propia como sistema social es que a veces, las decisiones tomadas conjuntamente por un grupo de personas eficaces y competentes pueden convertirse en decisiones incompetentes e incluso estúpidas. La sinergia en este caso no siempre es positiva.
Todo depende de la cultura de la organización. Puede ayudar a sacar lo mejor de cada persona o convertirse en un centro de adormecimiento del empowerment, como se dice ahora.
Y es que en nuestras empresas estamos demasiado ocupados como para preocuparnos de mejorar. Tenemos que hacer un montón de informes, reportes, papeleos y trámites burocráticos que nos obligan a dedicar muchas horas de trabajo y esfuerzo, pero ¿con qué finalidad? repetimos procesos obsoletos que no se han vuelto a plantear desde hace años y simplemente son un trámite consuetudinario. En la era tecnológica por excelencia, aún estamos rodeados de empresas 1.0. No me estoy refiriendo a que carezcan de equipos informáticos o tecnología, si no de que son organizaciones que no evolucionan, no aprenden y no quieren aprender.
Para ser una empresa innovadora no es necesario tampoco tener paredes de cristal, áreas de recreo minimalistas y cafeteras de diseño,… sólo hay que añadir dos elementos clave: la formación continua y la comunicación. Creo que esta es la gran ventaja competitiva que puede marcar la diferencia en nuestra sociedad.
Una empresa basada en el aprendizaje continuo y en la comunicación del conocimiento sin duda será el clima ideal para la creatividad. Esta creatividad se plasmará en el día a día como cultura innovadora.
El conocimiento dentro de la empresa no puede guardarse, es fundamental que se transmita, se actualice y se desarrolle. La gestión del conocimiento es un punto clave del crecimiento empresarial.
Todavía existen directivos que se atreven a decir eso de no te pago para pensar… Si los líderes tienen carácter 1.0, ¿qué podemos hacer? Pues «Continue in tempo, ignoring conductor», dejémonos llevar por la prudencia y el sentido común e ignoremos a los líderes que no válidos. Continuemos con nuestro ritmo, adaptados a nuestro tiempo… Fomentemos la autonomía y la responsabilidad. Un líder de verdad es el primero que quiere mejorar y que vive en una situación de aprendizaje continuo.
Un verdadero líder promueve la responsabilidad, la autonomía y la autoeficacia. Un verdadero líder forma líderes y crea así un clima de madurez necesario para un desarrollo sostenible de la organización.
De estos directores depende que la orquesta funcione y que suene con armonía. La armonía se define como el equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo.
Un buen director es aquél que sabe crear armonía en la empresa.
Las empresas como entes sociales autónomos tienen aún que aprender a aprender. Muchas se quedan paralizadas por el miedo al cambio, porque no saben cómo gestionarlo.
Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…. del miedo al cambio. Octavio Paz
Hay que detenerse alguna vez (cada día!)y pararse a planificar y revisar lo avanzado. Aunque Machado nos dijera que se hace camino al andar, hoy en día necesitamos hacer el camino GPS en mano, con las coordenadas que apuntan a nuestro objetivo. Si no sabemos hacia dónde vamos y no ponemos los medios adecuados, nos quedaremos en el camino como esta sucediendo en nuestro panorama empresarial.
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