El mundo es de las personas que sueñan. La ciencia, la técnica, las humanidades existen y avanzan porque ha habido a lo largo de la historia personas que se han dejado llevar por sus ilusiones y sus sueños. Lo primero para avanzar es renunciar a la resignación y al conformismo, es mejor atreverse a soñar que conformarse.

Aunque por lo general el refranero español es un sabio consejero, en el caso del espíritu emprendedor deberíamos desechar algún que otro refrán, como  “Más vale malo conocido, que bueno por conocer”.  No sabemos las razones que llevarían a popularizar esta frase, pero creo que este refrán es una excusa perfecta para no salir nunca de nuestro “pabellón” de confort.

Lo mismo ocurre con el Cuento de la lechera, no sé si la moraleja de este cuento es una enseñanza recomendable para la vida.¿ Cuál es el aprendizaje? No sueñes! que te puedes llevar una decepción…Tal vez sirva como medida de protección emocional, pero es que la mejor enseñanza es aprender de los fracasos, de las desilusiones, de los errores. Hay que aprender a caerse y a levantarse después.

El Cuento de la lechera tendría que tener una segunda parte en la que la lechera tras romper el cántaro y con él sus sueños, vuelve a intentar llevar la leche al mercado, pero esta vez lleva la leche en una carretilla o un carrito con ruedas para que no se le caiga y así puede transportar más leche.

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Después, con el dinero que consigue ahorra para montar su propia lechería, que termina siendo la base de una cadena de panaderías-pastelerías que es lo que ella siempre soñó. Éste es el cuento de ¡la lechera emprendedora! La que no se rinde, persigue su sueño y aprende de sus errores. Puede que este cuento tenga mejores resultados a la hora de hacer reflexionar a niños y mayores, por lo menos podría resultar más motivador.

 

Como decíamos al principio, podríamos afirmar que todos los avances humanos dependen de la capacidad soñadora del hombre. Adela Cortina incluye por supuesto la ética, y señala que todo progreso moral procede de la insatisfacción humana. Entendiendo la insatisfacción como ése inconformismo que nos empuja a cambiar las cosas y a querer mejorarlas.

Nuestra capacidad soñadora tiene que ir ligada a la práctica, tiene que estar pensada para la acción. Esta frase de Marie Curie, premio nobel de química en 1911, primera mujer premio nobel de la historia, expresa muy bien su propia experiencia luchadora y soñadora.

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“La humanidad necesita hombres prácticos, que saquen el máximo provecho de su trabajo, y, sin olvidar el bien general, cuiden sus propios intereses. Pero la humanidad también necesita soñadores, para quienes el desarrollo desinteresado de una pasión sea tan cautivante que les resulte imposible dedicar su atención a su propio beneficio material”.

 

Los sueños no se logran sin esfuerzo, creer en sueño es incómodo, porque hay que luchar para alcanzarlo. Pero no hay que olvidar que el Sueño de la razón produce monstruos (Grabado de Goya)220px-Francisco_José_de_Goya_y_Lucientes_-_The_sleep_of_reason_produces_monsters_(No._43),_from_Los_Caprichos_-_Google_Art_Project

 

Hasta los sueños han de ser razonados y razonables. Tienen que ser prudentes en el sentido de poder hacerse realidad con un plan de acción. La fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y origen de las maravillas. (Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado)

Lo que realmente acaba con nosotros es la desilusión, la desmotivación. Pero los sueños o la utopía como escribía el uruguayo Eduardo Galeano nos ayuda a caminar.

“Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se va diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré”. ¿Para qué sirve la utopía? Para esto sirve, ¡para caminar!

Si trasladamos estas ideas al mundo de la empresa, de las organizaciones, podemos darnos cuenta de que la fuente principal de desmotivación en las empresas es el techo, la imposibilidad de crecer. Cuando una persona en su trabajo encuentra ese techo sobre su cabeza y ve que no tiene más posibilidades de desarrollarse empieza a estar fuera. No hay compromiso, no hay ilusión, no hay motivación.

Las empresas tienen que brindar a la gente la capacidad de soñar, tienen que hacer que sus personas puedan y quieran soñar desarrollarse dentro de su empresa, que tengan ilusión por hacer las cosas mejor cada día y por hacer entre todos un proyecto del que estar orgullosos. Estas empresas “sin techo” , no tendrían que preocuparse por la motivación de sus empleados.  Sólo por crear el espacio para los sueños y las ilusiones.

Y termino con Calderón de la Barca y unos de los versos más famosos del teatro español, del soliloquio de Segismundo. Y es que todos soñamos lo que somos…

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

 

CC BY-NC-SA 4.0 ¿Para qué sirve soñar? por Cuestión de Ideas está licenciado bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

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  1. Ana María