No es lo mismo la infoxicación por sobrecarga informativa que por información intoxicada.
La sobrecarga informativa, bien llevada es el caldo de cultivo para el surgimiento de las serendipias. Pero, la intoxicación por información tóxica, es más difícil de tratar y de curar.
Este tipo de infoxicación sí que es peligrosa y me atrevería a decir que es un virus muy extendido.
A lo largo de la historia desde los distintos tipos de gobierno se ha ofrecido a la gente diversas formas de entretenerse para procurar que no fueran muchas las cabezas que se ocuparan en pensar y preguntarse si las cosas estaban bien hechas.
Con pan y circo se tranquiliza a las masas. Necesidades básicas cubiertas y temas dirigidos para poder entretenerse.
Los famosos circos romanos no están tan lejos de nuestros días. Un espectáculo de gladiadores en los circos romanos es lo más parecido a un partido de fútbol. La euforia que produce en la gente y las pasiones que levanta . Tal vez, pueda hacernos reflexionar el dato de que sea un periódico deportivo el más leído en nuestro país. Espero que sí.
El fútbol no tiene nada de malo pero sí el lugar que ocupa en nuestra escala de intereses, sería bueno detenernos a pensar sobre nuestros valores y la jerarquía de los mismos.
La información que desinforma o más bien deforma debería evitarse. Ciertos contenidos televisivos son auténticas escuelas de vandalismo, de mala educación, y sin embrago tienen altos niveles de audiencia. Produce inquietud pensar que de ese tipo de programas se alimenta mucha gente y esto hace que vean con normalidad cierto tipo de actitudes peligrosas como: las descalificaciones, calumnias, faltas de respeto, el pasotismo, la agresividad. Además, aprenden de estas escuelas que forman personas masa.
Es mucho más fácil y cómodo dejarse llevar y así transcurre la vida en nuestras sociedades, parece que el devenir histórico está en manos del destino mientras nosotros no queramos ser los protagonistas.
Y he aquí que vienen muy a cuento las reflexiones de Ortega en su obra La Rebelión de las masas, (siempre de actualidad):
Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo — en bien o en mal — por razones especiales, sino que se siente «como todo el mundo» y, sin embargo, no se angustia, se siente a gusto al sentirse idéntico a los demás”.
El individuo masa no se exige nada especial, no tiene inquietudes ni ninguna necesidad de justificación. Vive a modo de vegetal. Debiéramos evitar este comportamiento aunque sólo fuera por diferenciarnos de las plantas o las cucarachas que nacen, crecen, se reproducen (algunas), y mueren. Sería aconsejable tratar de plantearnos ciertas cuestiones básicas de nuestra existencia y protagonizar nuestra propia película.
El pensamiento hoy en día es único y uniforme. Parece que la globalización es un fenómeno en todos los ámbitos, también en el pensamiento. Mejor dicho en el no pensamiento. La ausencia de pensamiento es un fenómeno anticultural extendido.
“Quien no sea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado. Y claro está que ese «todo el mundo» no es «todo el mundo». «Todo el mundo» era, normalmente, la unidad compleja de masa y minorías discrepantes, especiales. Ahora «todo el mundo» es sólo la masa”.
Hay que intentar cambiar el panorama del pensamiento uniforme. ¿Por qué hay que ser como todos, vestir como todos, leer lo mismo que todos y beber de las mismas fuentes desinformativas ?
Plantearnos el porqué de lo que vemos, hacemos, hablamos, leemos tiene que ser una necesidad de nuestro ser personal. Nuestras razones no deberían ser las de los demás, no hay porqué acepar lo que nos viene impuesto. Tengamos nuestro propio criterio y hagamos nuestros propios juicios.
Las humanidades podrían resultar un antídoto eficaz. Entendiendo Humanidades como: volver a retomar aquello que nos hace humanos. El conocimiento de la historia, de la literatura, de la filosofía, que es historia del pensamiento humano,… Estas ciencias humanas pueden salvar al hombre de muchos males. Y ayudarnos a librar muchas batallas.
No interesa que pensemos. Es más cómodo tener manadas de borregos, que dan menos guerra. Si la gente piensa, pueden querer cosas, reivindicarlas o luchar por ellas. Y eso es muy incómodo.
Conocer la historia del hombre, la evolución del pensamiento, nuestras conquistas, nuestros derechos,…eso son las humanidades. ¿Dónde están? Las estudiarán las futuras generaciones, o llevarán una mordaza impuesta sin saber que la llevan.
“La historia es la realidad del hombre. No tiene otra. En ella se ha llegado a hacer tal como es. Negar el pasado es absurdo e ilusorio, porque el pasado es «lo natural del hombre y vuelve al galope”.
Muchas de las soluciones del presente se encuentran en nuestro pasado y nos ayudan a construir el futuro. ¿Por qué no buscar la innovación en humanidades?. En todo aquello que refuerza los vínculos humanos, en palabras de Adela Cortina que crea un humus desde el que es posible el cultivo de las personas.
Cambiemos al hombre masa por el hombre de cabeza clara que mira de frente la vida y se hace cargo de todo con valentía y pasión.
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