¡Es más que evidente que la comunicación ha cambiado! Atendiendo a la definición de comunicación de los libros de lengua de nuestros hijos, ya no es tan fácil identificar los elementos de la comunicación como el emisor y el receptor. Desde que existen los grupos de whatsapp, estos elementos están difuminados. Lo que está claro es que el número de canales de comunicación se ha ampliado considerablemente y el contenido del mensaje es casi lo que menos importa.
Con este panorama, quiero volver al latín para recordar el significado etimológico del verbo communicare, esto es, compartir algo, poner en común. Comunicar forma parte de nuestro ser social. Esa es la verdadera esencia de la comunicación compartir un mensaje con los demás.
Pero paradójicamente, en la era de la comunicación, en nuestro macro entorno digital, resulta más difícil que nunca comunicar. Esto es así porque pocas cosas nos resultan lo suficientemente atractivas o interesantes como para captar nuestra atención. Los receptores de la comunicación de hoy, no estamos entrenados para estar tan atentos como antes.
Si nos fijamos en los niños, es fácil darnos cuenta de su dificultad para concentrarse, tienen tantos estímulos desde que nacen que es difícil conseguir que presten atención más de 10 minutos seguidos en cualquier clase de primaria. Este caso, podemos llevarlo a todos los niveles de la comunicación con niños y mayores, lo realmente costoso es captar la atención, y lograr el impacto. Este es el objetivo de las agencias de marketing y comunicación de nuestros días y la conquista de las empresas en su Brand marketing.
La llave de la comunicación es la persuasión. Esto no es nada nuevo, Aristóteles ya escribió tres libros sobre Retórica allá por el siglo IV a.C. La retórica no es más que el arte de la persuasión. Para Aristóteles, es el contrapunto de la dialéctica. Y distingue tres formas de persuasión: las basadas en la credibilidad (ethos), en las emociones y en la psicología de los oyentes (pathos), y en los patrones de razonamiento (logos).
No hay duda de que estas tres formas de persuasión son las mismas que necesitamos hoy. La clave es la conexión con las emociones de nuestros receptores. Por eso, triunfa el llamado marketing de experiencias. El éxito de la comunicación es hacer sentir. Es fácil olvidar una frase, una imagen o unas palabras, pero no es fácil olvidar un sentimiento o una emoción.
Hace unos días leía un artículo en el que el dircom de una conocida bodega de nuestro país decía que la marca debe de crear un lazo emocional para seducir al cliente. El cliente tiene que vivir una experiencia única.
El storytelling triunfa hoy y ha triunfado siempre. Pensemos en la historia y en los cuentos, parábolas o fábulas con moraleja. Es una comunicación eficaz y difícil de olvidar. La gente no recuerda datos, cifras, hechos. La gente recuerda historias! Hay que contar historias mejores, únicas, inolvidables!
Pensemos ahora en las últimas y más famosas campañas de marketing y publicidad de las grandes firmas. Coca cola y su #HazfelizaAlguien , Suchard y su campaña “Hecho con tus sueños”, Ikea y “La otra Navidad”. O la campaña de la Lotería de Navidad y su habilidad para hacerte sentir absolutamente desgraciado por no haber comprado el décimo premiado en el bar de tu barrio.
Hay una campaña que me parece especialmente reseñable por su habilidad para transmitir un sentimiento, es una campaña de concienciación sobre la enfermedad de alzheimer. Consiguen trasladarnos de forma magnífica la sensación y la impotencia de quién sufre esta enfermedad.
Este es nuestro reto para comunicar. Ya no basta con ver o escuchar, hay que sentir y experimentar!
Lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice. Peter Drucker
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